«El zapaterito de Guanajuato», de Elena Garro | AUDIOLIBRO | Cuento completo 🏜️ | literatura



Loreto Rosales, un zapatero de 82 años, abandona su pueblo 🏜️ para intentar vender algo de sus fabricaciones en la Ciudad …

«El zapaterito de Guanajuato» es un cuento del folclore mexicano escrito por la autora Elena Garro. Este relato es una historia de fantasía que transcurre en el desierto de Guanajuato, donde un zapatero con el don de la ubicuidad, es capaz de estar en varios lugares al mismo tiempo y de producir los zapatos más hermosos y duraderos con su talento.

El audiocuento completo narra la historia de este zapaterito, su don especial y su mágica habilidad para crear zapatos. A lo largo de la narración, se cuentan las peripecias y desventuras que enfrenta el protagonista, así como los obstáculos que debe superar para poder cumplir con su misión y su destino.

Con esta obra, Elena Garro nos transporta a un mundo lleno de magia, misterio y aventuras que nos invita a reflexionar sobre la importancia del trabajo, la superación personal y el poder de la creatividad. «El zapaterito de Guanajuato» es una pieza fundamental de la literatura mexicana que ha cautivado a generaciones con su encanto y su mensaje atemporal. El zapaterito de Guanajuato de Elena garro [Música] iba yo bajando la avenida llevaba Faustino de la mano mi nietecito no decía nada Aunque yo bien veía que los tres días de girar por la ciudad sin alimento y sin cobijo lo habían amedrentado sin dinero sin familia y sin amigos que será de nosotros

Me iba yo diciendo mientras veía las casas y las ventanas que me miraban pasar nunca fui pedigüeño y la vergüenza del hambre me hacía caminar sin ver por dónde pisaba las ciudades osca por desconocida y todas sus calles que son muchas son ajenas a la tristeza de un fuereño

Que será de nosotros sin un alma que nos mire iba huyendo los pasitos encarrerados de Faustino sin verlo para no mirarle el hambre de seguro lleva la boca bien seca sufriendo se enseña el hombre así iba yo diciéndome Cuando la vi por primera vez estaba dentro de un coche nuevo

Encaramada en el asiento bien abrazada al hombre que la tenía tomada por la cintura de él solo vi el pelo negro asomado sobre un hombro de ella y los brazos que la sostenían me dije caray que se besan en mitad de la calle y en plena luz del sol

Me llamó la atención su cinturita delgadita dentro de un vestido blanco la puerta del coche estaba abierta y le vi las piernas tan desnudas como los brazos Faustino también los vio y los dos vimos cuando ella levantó una mano y le dio una bofetada en mitad de los besos que se daban

Él ofendido [Música] echó la cabeza para atrás y ya no vi nada no podía yo quedarme a mirar viejo curioso me hubieran dicho Y con sobrada razón Faustino y yo seguimos bajando la avenida qué genio tan vivo me dije y ahora me digo Ojalá que Dios le detenga la mano para

Que no acabe mal de repente el coche nuevo pasó zumbando junto a nosotros vimos como adentro iban forcejeando él para detenerla ella con la portezuela abierta el coche iba zigzagueando como si fuera borracho [Música] sea por Dios con tal de que no le salga el paso un poste

Faustino y yo seguimos bajando la avenida la que no le veíamos fin lamentada Avenida era como todas las calles de la Ciudad de México cerrada por paredes y por casas [Música] sin desembocadura al campo la luz por allá es muy blanca y sin verdura [Música] y a esas horas del mediodía

Con los ojos sin sueño los pies andados y el estómago limpio cansa en mis 82 años ya he visto mucho pero nada tan desamparado como los medios días de la nombrada Ciudad de México Faustino iba espantado así me lo dijo ella cuando nos habló porque de repente la vimos venir andando

De Cara a nosotros su traje blanco relumbraba al sol parecía muy acalorada abrió tamaños ojos y se nos quedó mirando no son de aquí verdad nos vio fuereños por los pantalones de manta los huaraches y los sombreros ardidos de sol no niña se quedó piensa y piensa

Ella todo lo piensa mucho Aunque parezca que no en donde paran en ninguna parte niña era feo mendigarle y los dos preferimos bajar los ojos nos dio vergüenza la desdicha ya comieron preguntó de frente y sin rodeos para qué mentirle si nos veía el hambre se me nublaron los ojos

La vejez no sirve para atajar a las lágrimas cuando quieren correr no niña ni mi nietecito ni yo hemos probado alimento en los tres días que llevamos girando por estas dichosas calles le dije todo por el niño el orgullo hay que hacerlo a un lado cuando hay criaturas tres días

Nos miro como si dijéramos mentiras y luego se puso a mirar los coches que en esa Avenida nunca dejan de pasar [Aplausos] hay mucha hambre niña mucha hambre no Solo nosotros la padecemos en mi pueblo todos andan en la misma desgracia por eso venimos del campo a buscar Consuelo en la ciudad

Estos bandidos del gobierno se enojó como las yeguas y dio patadas en el suelo vengan no me avergonzó su caridad la hacía con enojo como Si ella tuviera la culpa de mi triste situación [Música] la frescura de su casa nos consoló de la sequía de la calle

Sus sirvientas se pusieron a reír cuando nos vieron luego detuvieron la risa y se quedaron serias una de ellas se acercó a la señora Blanquita señora ya van tres veces que llama una después de la otra seguiditos seguidito la señora Blanquita se puso Roja de moína

Y apoyó la cara sobre la mano para no pensar todos nos callamos si llamo a través Dígale que no he llegado o que me morí sus sirvientas y ella se quedaron muy tristes Faustino y yo hicimos como si no hubiéramos oído nada y como si no estuviéramos allí

Las sirvientas Nos llevaron a un cuarto para reposarnos Mientras nos preparaban la comida Cuánta molestia decía yo no se mortifique señor estamos impuestas Así es la señora Blanquita y así es por la tarde me quedé en la cocina platicando con ellas les conté de Guanajuato y de las tristezas que pasábamos

Quería pagarles la cortesía de los pedaje y de la risa al oscurecer entró a la cocina la señora Blanquita estaba triste ocupó una sillita y se fumó dos cigarros sin decir una palabra Vete a ver al chino para ver si nos fía algo para la cena dijo de repente

Nunca pensé que una casa también puesta y una señora también vestida no tuviera ni un centavo para cenar parecía tan rica el dinero se va como agua es maldito verdad muy verdad que era maldito y así se lo contesté a la señora Blanquita hay mucha hambre en su tierra Sí niña mucha

Preguntando preguntando [Música] me hizo contarle mi vida mis pesares y la razón de mi viaje a la mentada Ciudad de México soy de oficio zapatero le dije pero a causa de la pobreza Ya nadie compra zapatos en Guanajuato por eso junté unos centavos que le pedí a la geotista

Y me puse a hacer algunos pares para venir a venderlos a la Ciudad de México en donde todavía la gente rica lleva zapatos Salieron muy bonitos con hebillas de plata y tacones altos por allá somos mineros y nos gusta tanto el oro como la plata en otros tiempos todo fue de oro

Los palacios los peines los altares y en algunas casas hasta los barrotes de las ventanas fueron de oro pero ya digo eso fue en otros tiempos Ahora somos pobres por eso vine hasta aquí a traer mis zapatos Rosa mi hija mayor los envolvió en papel de seda

Y me prestó a su hijo Faustino para que me acompañara en el viaje [Aplausos] mi hija Gertrudis nos preparó la comida y nos hizo el itacate y la mañana de un jueves nos pusimos en camino a las 3 de la mañana agarramos la carretera y caminamos hasta el mediodía

A esa hora llamo albergue en la casa de un Carbonero que nos ofreció su compasión su agua fresca y también su fuego para calentar las tortillas con él también hicimos la noche nos fuimos de madrugada al despedirnos nos deseo la buena compañía de Dios y nos dijo que en el viaje de regreso

Nos recogería otra vez en nueve días que duró el viaje lo hicimos a buen paso hallamos Consuelo en la gente de bien que nos compadecía a mí a causa de mis 82 años y a Faustino mi nietecito por sus ocho añitos tan tiernos cuando entramos a la Ciudad de México

Fuimos derechos a la villa de Guadalupe para dar gracias hicimos noche en los portales de la villa junto con otros peregrinos que también venían en busca de Consuelo para su hambre y sus pesares allí platicando platicando un señor me informó que en cualquier mercado me comprarían los zapatos Qué bonitos

Me dijo cuando se los enseñé yo no me di cuenta de que los miró con codicia sino hasta el otro día cuando amanecí Sin ellos Faustino me dijo vamos a buscarlo abuelo Al fin que no andará lejos Y así fue nos pusimos busca y busca sin hallarlo el señor no era muy alto

Llevaba una chamarra de cuero tenía el pelo muy negro y se reía bonito pero no dimos con él andábamos en su Busca sin un centavo y sin poder volver a Guanajuato cuando la llamo usted señora Blanquita [Aplausos] la señora Blanquita nos miró con padecida Y cuánto valían sus zapatos

Algo así como unos 100 o 500 pesos nunca lo supe de cierto porque como le dije no llegué a venderlos hoy que vi coca y la señora Blanquita se echó a reír hay que decir que ella no es de medias tintas o se ríe mucho o está bien enojada 500 pesos

Yo se los doy y le pago su boleto de autobús para que regrese a Guanajuato mucho se lo agradecí le di mi nombre junto con las gracias Loreto Rosales para servirla y mi nieto Faustino Duque su servidor regresó la sirvienta que se llama Josefina y que es frondosa y de buen parecer

El chino dijo que ya es mucho lo que nos fía y no quiso darme ni un pedacito de queso se asaran los infiernos y la señora Blanquita salió de la cocina diciendo palabras gruesas ella que es tan delgadita esa noche cenamos café negro y tortillas duras con sal pero no nos afligimos

Porque como nos dijo la propia señora Blanquita todos estábamos al Amparo de la divina providencia apenas acabábamos de cenar apagaron las luces de la sala Y cerraron las cortinas de las ventanas que daban a la calle también apagaron la luz de la cocina la señora Blanquita y su sirvienta se tiraron al suelo

Junto a las ventanas para espiar la calle por la rendija de una cortina apenas entreabierta Allí está señora Blanquita dijo Josefina muy querido mire seño está mirando para acá patrullando la casa desgraciado voy a llamar a la policía dijo la señora Sí señora péguele un susto antes de que nos mate

Estuvimos espiando el peligro hasta quién sabe qué horas porque Faustino y yo nos retiramos a dormir casi no dormí pensando en el enemigo que acechaba la señora Blanquita [Música] oí las horas las 12 la 1 de la madrugada y ellas allí seguían espiando los pasos del malhechor para estar prevenidas

Menos mal que la señora Blanquita parecía muy arreglada lo mismo que Josefina y que con ese pensamiento me dormí ya Desayunó doloretito me preguntó la señora en la mañana ya niña Hoy le doy su dinero para que regrese a Guanajuato y los días empezaron a correr y yo cada vez estaba más avergonzado

La señora Blanquita no tenía ni un centavo y yo no podía hacer nada por ella ni siquiera irme porque lo hubiera ofendido déjeme ir señora Blanquita está loco Don loretito se reía ponía música y bailaba no se acongojaba por nada nunca salía estaba muy amenazada por las noches espiaba la calle con sus

Criadas estamos enchiqueradas solo Dios nos puede ayudar en el día Josefina iba a pedir fiado antes de salirse asomaba Los Balcones voy en una carrera antes de que llegue y me agarre y volví enseguida con las compras fiadas mientras preparaba la sopa de fideos y las quesadillas de flor de calabaza cantaba

Tenía bonita voz la tal Josefina también cantaba mientras tenía las camas y limpiaba los espejos la señora Blanquita tantito bailaba y tantito bordaba yo me hallé bien y ya no podía irme qué más quería tenía buen trato y buena compañía a mi nieto lo dejaban jugar con el radio

De la ciudad Ya ni me acordaba Algún día la divina providencia nos recordaría y nos mandaría el dinero que necesitábamos entonces con todo el dolor de mi corazón yo me regresaría a Guanajuato y digo que con todo el dolor porque me habían creído con esas tres mujeres es difícil hallarlas tan regidoras

Así Pensaba yo y así pasaban los días fue una tarde cuando ya empezaba a pardear cuando llamaron a la puerta desde mi cuarto alcancé a oír la voz de Josefina perdone señor pero no puedo agarrar el paquetito Por qué no era tamaño vozarrón de hombre hoy que Josefina cerró la puerta de golpe

Señora Blanquita dejaron esto y tu Josefina pesadombrada estúpida por qué lo agarraste [Aplausos] oí qué deshacía en el paquetito ves ves mira mira no me atreví a asomar la cabeza para ver que habían traído Josefina entró muy disgustada la van a matar la van a matar al ratón

Pique Faustino estaba jugando con dos muñequitas rotas las dos estaban vestidas de novia y los vestidos blancos estaban hechos jirones las mechitas güeras casi arrancadas dónde las encontraste muchacho ahí estaban en el suelo pedimos unas agujas y un poco de hilo y nos pusimos a componerlas en eso estábamos cuando volvieron a

Llamar la puerta me puse en guardia para algo había yo de servir a pesar de mis 82 años la quiere matar gritó Josefina para que florece su tumba oí el mismo vozarrón del hombre Señora señora Blanquita también yo salí a ver allí estaban regadas en el suelo quién sabe Cuántas rosas rojas

Las aventó señora cuando yo las Quise agarrar flores en el suelo de mi casa qué mal Agüero qué mal Agüero gritó la señora Blanquita bien Roja de moína las empezó a levantar abrió la ventana y las tiró a la calle Josefina la ayudó en cambio agarró una docena y la escondió en uno

De los baños venga a ver Don Loreto la señora me llevó al balcón ya había oscurecido y las flores con la luz de los faroles brillaban como confeti [Aplausos] Lástima que los coches les pasarán por encima nos metimos cuando vimos que todas estaban machucadas al rato volvieron a llamar la puerta

Pero esta vez era un golpes muy recios como si quisieran echarla abajo me pareció que le daban de patadas o de cachazos de pistola Yo abro Josefina vimos pasar a la señora Blanquita como una centella y ven bravecida [Música] luego ya no oímos nada con precaución salimos del cuarto

En el suelo del salón Había otro tanto de rosas rojas y la puerta de la calle estaba completamente abierta se la llevó gritó Josefina sí se la llevó repitió Faustino los cuatro nos vimos muy espantados solo Dios había a dónde y si algún día la devolvería apenas íbamos a decir algo

Cuando la señora Blanquita se nos apareció de nuevo venía bien revolcada con el pelo lacio sobre la cara y su vestido blanco roto me echó el coche encima Dame un tequila la señora se dejó caer en una silla de seda tenía las rodillas raspadas Josefina le limpió la sangre de las piernas

Le arregló el pelo y le pasó un pañuelo por la cara nos dio a todos un buen fajo de tequila han de Don Loreto para el susto con la señora Blanquita va uno de sobresalto en sobresalto se bebió su tequila de un trago se levantó y se fue al teléfono

Haga el favor de venir a la esquina de mi casa a ver si tiene el valor de decírmelo en mi cara lo espero en 10 minutos al rato entró a la cocina bien girita llevaba otro vestido nos sonrió pero yo vi que estaba bien enojada buscó y buscó entre los cuchillos

Y luego escogió un martillo se lo puso bajo el brazo con la cabeza para arriba el palo pegado al cuerpo y lo sostuvo con el brazo parecía que iba desarmada es la harina y sabe muy bien lo que hace ahorita vengo nos tiró un beso con la mano libre y se fue

Las muchachas Se me quedaron mirando [Música] viejo tarugo para qué sirve les leí el pensamiento voy a seguir sus pasos nunca se sabe [Música] salí a la calle que no había pisado en muchos días de noche había tantos automóviles como al mediodía y sus faroles la llenaban de reflejos a causa de ellos

No atinaba yo a ver por dónde andaba la señora Blanquita de repente la vi en la cera de enfrente junto a ella estaba un hombro muy alto parecía que no se hablaban nada más se miraban midiéndose me metí entre los coches y con mucha cautela me acerqué sígame aquí no gritó la señora

El hombre se volvió por todas partes buscando debe tener usted a unos indios guardándola dijo temeroso sígame la señora se echó a andar y el hombre la fue siguiendo mirando mirando para todas partes desconfiado a mí no me vio quién se fija en mí nadie nadie sabe ver a un pobre

Además yo sé caminar sin que me miren me lo enseñaron de chiquito nos fuimos metiendo por unas calles con jardines y sin gentes muy oscuras yo me escurrí entre los árboles y los pocos postes de luz también me arrimaba las puertas y a las rejas la señora Blanquita iba muy adelante

Caminando sin volver la cabeza con los brazos pegados al cuerpo escondiendo el arma bien derechita dio vuelta a la izquierda y él la siguió yo me arrime a la esquina y miré él me daba la espalda ella se le fue acercando a solas repítame lo que me dijo lo que dije que dije

Preguntó el hombre asustado eres mala muy mala y el hombre dio la vuelta después de dar su queja apenas le dio la espalda la señora Blanquita sacó el martillo lo levantó agarrándolo con las dos manos y le dio un golpe seco sobre la nuca la cabeza del Martillo brinco sobre la acera

Y se fue rebotando hasta media calle así de recio fue el golpe el hombre de unos pasos bamboleándose a la luz de los faroles le vi los ojos en blanco luego como borracho se fue a media calle y a tientas buscó la cabeza del Martillo la agarró y alcanzó a tirarla dentro de

Un jardín después se dejó caer al suelo y se cogió la cabeza entre las manos la señora Blanquita se acercó a rematarlo con el palo del Martillo pero el hombre se lo arrebató de un manotazo y lo tiró dentro del jardín traidora das por la espalda

Estaba enojada de haber dejado vivo a su enemigo era valiente porque el enemigo estaba bien fornido le sacaba una cabeza y pesaba el doble que ella allí sentado Leví tamañas manos y tamaños espaldas la señora Lo miró un rato y luego agarró el camino de su casa el hombre se levantó para seguirla

Pasaron muy cerquita de mí sin verme yo lo seguí Mientras ella lleve la ventaja yo no meto las manos es bien bragada y defensa no necesita me iba yo diciendo Cuando llegamos a la última callecita la que desemboca en su avenida allí ella se detuvo pensando adivinar En qué

Cerca de la esquina había un estanquillo abierto Cómprame unos cigarros ordenó me acordé que desde la mañana no fumaba porque el chino No había querido fiarle sus Montecarlo Sí mi amor hoy que contestaba su enemigo y con cautela se paró en la puerta del estanquillo para cuidar la bocacalle y

Que ella no ganara la avenida le estaba cerrando el paso ella lo miró y reculó muy despacito muy despacito cuando el enemigo entró a pagar los cigarros la señora Blanquita miró por todas partes buscando salir en la callecita oscura pero no tenía más remedio que pasar frente a la puerta del estanquillo

Miró para el cielo y se halló con las ramas del Fresno sin pensarlo se trepó al árbol como un gato y desapareció en lo oscuro del follaje el hombre salió con los cigarros en la mano y no la vio pero no se desanimó alerta fue calle arriba mirando para todas partes

Escudriñando los jardines Las rejas las salientes de las casas luego cae abajo luego otra vez cae arriba buscando luego otra vez Calle abajo yo me senté en el borde de la acera me bajé el sombrero y me hice el que me dormía mientras lo miraba calla arriba Calle abajo

El árbol de la señora Blanquita estaba muy quietecito y el hombre seguía cae arriba Calle abajo mirando para todos lados condenado sabe que no ha salido de estos andurriales y le anda cerrando el paso pasó más de una hora cerraron el estanquillo y el hombre seguía calla arriba Calle abajo

De seguro la señora Blanquita lo miraba y por eso no se movía echemos un cigarro gritó de pronto desde las ramas del Fresno siempre he dicho que tanto el hombre como la mujer siempre se venden por sus vicios dónde Blanca dónde preguntó el hombre dando vueltas como trompo acá arriba dónde

En el Fresno el enemigo se agarró al tronco del árbol y le dio Tanta risa que a mí también me la contagió se reía tanto que trabajo le costó tirarle los cigarros porque ella no quiso bajarse lárguese para que pueda volver a mi casa Quiero verle la carita

No se puede solo mis amigos pueden verla cuánto vale su carita la compro 500 pesos los mismos que me pediste los mismos se los debo el zapaterito de Guanajuato se me quitó la risa el zapaterito de Guanajuato era yo Loreto Rosales me agaché bien no quería que nadie me Viera la cara

Me dio vergüenza que yo Loreto Rosales pusiera una señora en el trance de matar a martillazos al mal hombre que le negaba 500 pesos En dónde está su zapaterito para dárselos en un lugar secreto y usted no lo verá en verdad no debía verme me fui hasta la esquina bien agachado

Pasé frente al estanquillo que tenía las puertas cerradas di la vuelta llegué a la avenida y gané la casa [Música] Entré y agarré a Faustino y luego tomé el camino de regreso a Guanajuato hice 11 días porque no hallaba la salida de la mentada Ciudad de México me fui hasta sin despedirme

Porque hay veces en que no despedirse es de más cortesía en los 11 días de andada me reconfortaba pensar que Yéndome libraba la señora Blanquita de la cárcel [Música] hace ya siete días que llegué a mi casa pero no estoy tranquilo Anoche soñé con la señora Blanquita parada en el hemiciclo a Juárez

Buscándome tal vez me necesite por eso de buena hora agarré el camino de regreso a México a buen paso Faustino y yo llegaremos en nueve días y allí veremos que es menester que hagamos por ella Al fin que mientras ella lleve la ventaja yo no meteré las manos

Aunque con la señora Blanquita nunca se sabe nunca se sabe [Música]

libroteca la plata

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